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Curiosidades de la vida en Turquía

Curiosidades de la vida en Turquía

(en la foto estoy en un restaurant que descubrí en este viaje, llamado FAROS, que está bajo un hotel, al frente de McDonalds de Sultanahmet. El omelette turco (llamado MENEMEN) es su especialidad y es mi plato favorito de la gastronomía turca.

Ayer conocí a un turco que se llama Wael y tiene una tienda de ropa típica otomana-musulmana. Esos trajes hasta el piso con bordados hermosos, muy holgados que vemos en las teleseries de época turcas, esos mismos.

Me compré dos y me dieron ganas de casarme vestida así.

Nos pusimos a conversar -yo acá y en Egipto siempre digo que soy profesora de Yoga no más, porque el Tarot y la astrología no los entienden, no hay caso. En el Islam eso de andar adivinando es del demonio, además que no le ven la gracia- le dije a Wael que tenía un negocio online.

Cuando le fui a pagar con tarjeta me dice si es posible que le pague con efectivo, que acá la comisión es del 10% por usar las máquinas de pago y además se demoran en depositarles el dinero, lo que, sumado a la inflación, hace que finalmente no sea rentable cobrar así.

Le pago en efectivo, en dólares.

Luego me dice que quizás a mis alumnas de Yoga - ya le había dicho que lidero una comunidad online de mujeres- les gustaría comprar esa ropa, que él me la puede mandar a Chile y podríamos seguir haciendo buenos negocios.

Así se hacen los negocios acá siempre. La pregunta angular siempre es "qué negocio tienes tú?" porque ellos asumen que todos somos comerciantes o empresarios.

La primera vez que vine quierete.cl era chiquitito. Y me sorprendió eso. Ellos se agarran de cualquier cosa que le digas para hacer negocios.

Sobre los viajes, por ejemplo, con Mustafa, el socio con el que organicé mi viaje en septiembre de 2022 "a tus chicas les encantaría venir en verano a las playas de Turquía"

Y así. Nadie desconfía. No hay contratos ni facturas. Solo confianza, un rico té y un apretón de manos.

Se siente raro ser mujer y hacer negocios con hombres acá, principalmente porque acá las mujeres no hacen negocios. A lo mucho tienen un empleo.

Y pienso en que hacer negocios y vender es parte de la polaridad de sagrado masculino: salirte con la tuya, ir y ofrecer algo.

Pienso también en cuánto he trabajado, sobre todo a través de kundalini yoga, en integrar esas dos polaridades.

Otra curiosidad es que acá no hay cultura de dieta. Es más, al parecer a los hombres les gustan más las mujeres de cuerpo grande. Siempre te están dando comida, dulcecitos, etc. Me da la idea que en el cerebro de estos hombres quedó marcado eso de que los cuerpos femeninos grandes son más fértiles. También el hecho de que acá no se fomente el mostrar el cuerpo ni el usar ropa ajustada favorece eso.

Me encontré con varios tiktokers en esa plataforma de Dubai que también echan la talla con eso "No estás gordita, estás en el país equivocado", "Ven a Dubai y comeremos juntos y te llevaré de compras". Acá además, como el 99% de los hombres es musulmán, la cita de rigor no implica alcohol. Implica comida y bueno, lo que salga después, jajaja.

Otra curiosidad es que acá operarse sin necesitarlo no es bien visto. Cirugías plásticas por ejemplo, no son una buena idea. Por eso proliferan los anuncios de cirugías en Turquía de busto, abdomen y un largo etcétera. Operarse sin necesitarlo sería "negar que la creación de Dios es perfecta". Coincido en parte.

Algo pasa también con el pelo acá. Si vienen a buscar novio el pelo debe estar impecable. A mí siempre me piropean mucho mi pelo que en verdad no tiene gran tratamiento más que las vitaminas que tomo casi de por vida después del episodio caída del cabello que me llevó a fundar mi negocio.

Algo pasa también con los labios y los ojos. Labios rojos y ojos delineados es el must. Pero la polaridad femenino/masculino está tan tan marcada que a mí nunca, en las más de cien ciudades que conozco alrededor del mundo, me había pasado eso de que cada 30 segundos hagas contacto visual con alguien.

Mis amigos dicen que tengo facciones turcas. En Egipto dicen que tengo facciones árabes. Quizá mi cuerpo refleja esas partecitas de mi alma que se acuerdan de cuando viví acá.

Debe haber hombres malos, de seguro. Pero aparte de uno que otro muy pillo con los precios yo no he conocido ninguno en todos mis viajes y en tres años viniendo para acá. Tampoco me he sentido en peligro de ser tocada sin mi permiso en el transporte público en hora punta.

En ese sentido al menos los hombres árabes y turcos que yo conozco son muy respetuosos. Acá a la mujer no se le puede tocar sin su consentimiento expreso y te piden permiso.

El otro día por ejemplo salí a caminar con uno de mis amigos turcos, y como les conté que acá se cruza por cualquier parte hasta con luz roja, al bajarnos del tranvía me dijo "te voy a tocar si veo que tienes que correrte para estar segura en la calle, está bien?"

Y bueno esos "toques" eran mini abrazos cada vez que un auto pasaba muy cerca de nosotros.

La verdad es que siento que también Turquía es una tierra que, en esencia, activa nuestro sagrado femenino. Activa el recibir y el ser demasiado bien tratada, algo que en occidente nos cuesta.

A mi me sigue costando no sacar la tarjeta cada vez que ando con uno de mis amigos y hay que pagar.

"Tu presencia es el regalo, no te preocupes" dicen ellos. Una vez más, la mujer tiene valor en sí misma y los hombres se lo deben buscar, haciendo negocios, estudiando o trabajando.

Finalmente, en Estambul siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte. El chico del hotel te va a dar su whatsapp si necesitas algo, si en la calle luces perdida alguien te va a ayudar, los vendedores de las tiendas te van a preguntar de dónde eres y te van a dar su Whatsapp. De ahí a la cita hay un paso. jajajaja. Saber inglés si es imprescindible para interactuar.

El piropo más bonito que me han dicho en la vida, me lo dijeron acá en Estambul "Eres bella, eres exitosa, tienes dinero, eso es una señal de que Allah (Dios) te bendice y estás cerca de él"

Ni hablar de los "inshallah" (que Dios quiera y lo permita ") o "mashallah"(que bueno que Dios lo quiso) que se les salen cada 30 segundos en una conversación. Son formas de proteger del mal de ojo cualquier cosa que uno cuente. Por ejemplo: vuelvo a Turquía en un mes "Inshallah" te dicen, o "esta es mi sexta vez en Estambul" "mashallah". Ambas palabras están en árabe y son de la tradición islámica más que turca, porque en Egipto también las escucho muchísimo.

Me parece hermosísima esta cultura. Vivir en torno a la fe, a las cinco oraciones diarias, vivir sin miedo, hacer negocios y llevar la vida desde la buena fe en las personas, etc. Por eso me enamoré de Estambul hace tres años y me sigo enamorando cada vez que vengo. Siento que, de alguna extraña manera, el Islam mantiene a esta sociedad al margen de la maldad que vemos en occidente.

Espero haberles podido transmitir lo que se siente estar acá, muchas de ustedes me han contado que desean venir y desde ya les digo que vengan! Se van a enamorar de esta cultura tanto como yo.

Tammy

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