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La polaridad femenino- masculino en Oriente

La polaridad femenino- masculino en Oriente

 

Una de las cosas que impresiona de Estambul son sus hombres guapos. Hay que decirlo. Hombres muy arreglados, con ropa ajustada, barbas y cabellos muy oscuros y cuidados.

Ni hablar de las atenciones en las que se deshacen con nosotras: nada más aterrizar en Estambul eres una princesa, no llevas nada, no pagas nada. O casi nada - que también soy muy vendedores- pero siempre un hombre va a estar dispuesto a ayudarte, a coquetearte, y a sacarte el número de whatsapp.

Cuando entras a una farmacia, cualquiera sea, te vas a encontrar con dos cosas si o sí:una muralla entera de viagra de muchos tipos, de soluciones naturales para mejorar el rendimiento sexual, y de vitaminas/shampoos y otras lociones para la caída del cabello.

¿Qué significa, REALMENTE, ser hombre en Oriente entonces?

Le pregunto a mis amigos turcos y todos coinciden: ser hombre es estar al servicio de la mujer. Ser hombre es casarse, tener hijos, un negocio. Ser hombre es engalanarse, porque la mujer elige. Ser hombre implica demostrar tu valor, porque la mujer ya lo tiene en sí misma.

Y entonces ¿Nos vendieron el cuento de que en Oriente los hombres eran machistas o es verdad?

Sí y no. Acá una mujer siempre depende económicamente de un hombre, sea su marido, hermano o padre. Si ella trabaja - cosa que debe ser dialogada con ese hombre- el dinero es todo para ella. Por eso en Egipto muchas musulmanas jóvenes se ven manejando autos nuevos, por ejemplo. 

A mí no se me olvida esta conversación que tuve con otro amigo turco...

- si fueras mi esposa no estarías sola acá.

- Bueno, pero es que yo casada o soltera viajo donde quiera igual.

- Es que la mujer nunca debería viajar sola, menos si es casada. El fuego del hogar se pierde, qué hace el hombre sin ella? qué hace tu novio?

- Trabajar, hacer sus cosas!

- No, no podrías viajar sola casada con un musulmán

- Pero es que es algo que a mí me gusta hacer, que tiene que ver con mi trabajo también.

- Es que si tú quieres eso tu marido debe trabajar para dártelo él, pero no tú.

- Entonces las mujeres tenemos prohibida la ambición acá?

- No, no prohibida, pero todas esas cosas que tú te das a tí misma te las debería dar tu marido.

 

Bueno. Acá sentí que entre mi amigo, muy guapo y todo, y yo, había 1500 años de fundamentalismo de diferencia. Yo aunque tuviera un marido multimillonario haría las mismas cosas que hago ahora ´- y peor yo creo jajaja- pero entiendo que obedece a la polaridad femenino-masculino.

Lo femenino nutre, intuye, siente, da calor, crea, recibe,

Lo masculino dirige, estructura, provee, da forma.

Donde mis amigos turcos se caen es en que estas dos polaridades residen en todos nosotros. Se olvidaron de eso. Es como una versión del sistema operativo obsoleta.

Por eso los hombres turcos no cocinan, no crían hijos, no saben llevar una casa.

Y con este post creo, que termino por entender cosas que mi almita tiene guardadas de hace cientos de años con esta cultura. Me gusta estar acá, me siento cómoda, infinitamente expandida. Pero siento que ya aprendí, entendí.

Ahora vamos a la próxima lección

 

Tammy

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